Detrás de La Vie en Film hay una cámara que graba más allá de las imágenes, capturando emociones, atmósferas y silencios llenos de significado
Con base entre Asturias y Barcelona, pero con el corazón dispuesto a cruzar fronteras, este videógrafo de bodas de destino ha hecho del amor su brújula y del mundo su escenario. Andorra, Nueva York, Francia, Punta Cana o Santo Domingo son solo algunos de los lugares donde ha inmortalizado historias que trascienden el tiempo.
Impulsado por el deseo de descubrir lugares y personas, su mirada busca conectar con cada historia y transformarla en una pieza única, y su estilo se define por una estética emocional y una narrativa auténtica.
¿Qué importancia tiene para ti conocer a los novios antes del gran día?
Para mí es totalmente imprescindible conocer a mis parejas y tener una conexión con ellos para poder realizar el mejor recuerdo posible. Creo que lo que hace que un video sea emocional y retransmita esas emociones a los novios, familiares y amigos, es la implicación del videógrafo. Llevo muchos años inmerso en el mejor trabajo del mundo, grabar el amor y la felicidad, y aún hay muchas veces que me emociono y lloro editando las imágenes. Es esa conexión que hace que las parejas se dejen transportar a ese día, cada vez que ven los videos.
¿Cómo influye cada lugar en tu forma de mirar detrás del objetivo?
Me gusta estar unos días antes en cada destino internacional que visito para impregnarme un poco de las personas y lugares, para poder integrarme lo máximo posible en la zona y sus costumbres. Para ser un buen videógrafo tienes que saber observar, respetar y absorber lo máximo posible. Es así como me he dado cuenta a lo largo de los años que, aunque puedas estar en una cultura totalmente diferente a la tuya, hay una fuerza que nos une a todos, es el amor, en todas sus formas.
Solo hay que tener la suficiente sensibilidad para impregnarse de ese amor, esas emociones que ya vienen implícitas en cada boda e interpretarlas a tu manera para plasmarlas en los trabajos.
¿Qué destino te ha sorprendido más hasta ahora, ¿la historia, la gente o el ambiente?
Viajando a nivel profesional, como La Vie en Film, me sorprendió República Dominicana. Llegué unos 15 días antes de la fecha y estuve recorriendo el país. Es uno de los lugares que me ha dado una lección de humildad. Personas amables, siempre con una sonrisa y dispuestos a ayudarte a pesar de la vida sencilla de algunos lugares. En contraposición, me impactó como cierto turismo visita el país, totalmente ajeno a la realidad económica.
¿Alguna vez has dicho “sí, quiero” a un reto que parecía imposible? ¿Cómo te fue?
La realidad es que en las bodas no acepto retos que no pueda controlar personalmente. Me encanta hacer bodas y soy consciente que es un día irrepetible en la vida de las personas, familiares y amigos, por eso intento minimizar todos los riesgos. Solo hago una boda cada fin de semana, no trabajo con otras personas que puedan realizar bodas bajo mi marca y en mis viajes siempre tengo Plan B.
Los retos que sí me permito son a nivel producción, he realizado alguna boda hasta con 4 cámaras y varios operadores de dron. Pero al fin y al cabo el resultado final en las bodas que he grabado, ya sea una gran boda con 800 invitados o una íntima con solo los novios, siempre será un video sobre el amor, visto por dos personas enamoradas en la intimidad de su casa. Muchas veces pido que las parejas me envíen videos de ellos mirando el resultado final por primera vez, y eso es lo que me hace seguir con esta bonita profesión.
¿Qué hace que un vídeo sea “La Vie en Film”? ¿Hay alguna firma que te defina?
Lo que define mi trabajo como “La Vie en Film” son las emociones y las personas. No tengo un estilo predeterminado porque me gusta estar en constante evolución y alejarme de las modas, que solo son temporales.
He pasado por un proceso muy largo y duro para darme cuenta de que mi sello personal, sea cual sea el estilo final del video, es que en definitiva ese video está realizado con cariño por mí.
La Vie en Film es el proceso final de aprendizaje en mi carrera profesional en el mundo audiovisual. He trabajado casi toda mi vida a nivel profesional como cámara, editor y realizador en varias televisiones y producciones por todo el mundo.
La Vie en Film fue una evolución natural para desconectarme de la superficialidad de que mis trabajos los vieran, millones de personas a la vez, a conectarme con mi ser más espiritual y trabajar para la intimidad de una casa y sus familias más cercanas. Al fin y al cabo me considero un ”vampiro del amor”. Absorbo el amor y la felicidad de las personas para crear un legado familiar. Nada me llena más que eso. ¡Viva el amor!


