L as novias siempre buscan el mejor accesorio para su día especial, lo que no siempre es fácil. Sin embargo, entre modernas y clásicas, de mal augurio a símbolo de elegancia, las perlas son siempre el camino a seguir.
En el pasado, las perlas en las bodas eran sinónimo de malos augurios, ya que significaban lágrimas y tristeza para la novia en su nueva etapa como mujer casada. Por este motivo, se creía que una novia nunca debía llevar perlas el día de su boda. Esta superstición se originó en la mitología griega, donde se creía que las perlas eran las lágrimas de los dioses.
La superstición se extendió por toda la Edad Media, influyendo en las costumbres y tradiciones nupciales. Hoy en día, esta percepción se ha superado y las perlas han resurgido como un accesorio elegante muy apreciado por las novias.
En las bodas modernas, la perla es apreciada por su elegancia atemporal y su capacidad para añadir un toque de sofisticación a cualquier atuendo nupcial. La perla es una piedra preciosa orgánica producida por ciertos moluscos, principalmente ostras y mejillones. Aunque no es una piedra preciosa en el sentido tradicional (como los diamantes o los rubíes), se considera una rareza por su belleza natural.
¿Cómo llevarlas?
Las novias más modernas utilizan las perlas en joyas más vanguardistas, mientras que las más clásicas optan por usarlas en collares, pendientes, pulseras e incluso alfileres. Estos últimos imitan piezas de generaciones pasadas o tienen un estilo vintage.
En todos estos modelos, la perla suele ser un elemento clave, combinada con diamantes y oro blanco. Esta sofisticada tendencia se puede encontrar en los catálogos de marcas como Suárez, Rabat, Cartier, Majorica o Coolook (que prefiere el nácar a la perla tradicional).
Ahora ya lo sabes, las perlas han dejado atrás su mala fama y pueden ser un accesorio fantástico el día de tu boda. Si quieres sentirte elegante y seductora, ¡atrévete a llevar perlas para que tu look sea aún más increíble y sorprendente!