La historia de Berger desde sus inicios hasta ahora
A principios del siglo XX, la industria del diamante estaba aún en pañales. Era una época en la que el mundo cambiaba rápidamente y la demanda de artículos de lujo iba en aumento. Fue en esta época cuando Alex Elías Berger, un joyero de origen polaco, vio la oportunidad de crear algo especial.
Berger fundó un pequeño taller de talla de diamantes en Ámsterdam (Países Bajos). Su pasión por el oficio y su atención al detalle le granjearon rápidamente la reputación de ser uno de los mejores en el negocio. Su taller se convirtió en un centro de actividad que atraía a artesanos de talento de toda Europa.
Sin embargo, el éxito de Berger no estuvo exento de dificultades. El estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 perturbó el comercio de diamantes, y el taller de Berger se vio obligado a cerrar. Pero a pesar de los contratiempos, seguía decidido a reconstruir su negocio y continuar persiguiendo su pasión por los diamantes. En 1918, una vez finalizada la guerra, Berger trasladó su taller a Amberes (Bélgica), conocida como la capital mundial del diamante. Allí se estableció como uno de los joyeros preeminentes de Europa, ganándose elogios por sus exquisitos diseños y su impecable artesanía.
En marzo de 1943, la familia Berger tomó la difícil decisión de abandonar su hogar y emigrar a la bulliciosa metrópoli de Ciudad de México. Maurice y Sylvain Berger, ambos miembros de la segunda generación de la familia, estaban decididos a continuar el negocio familiar en un nuevo país, y comenzaron su viaje con una pequeña oficina situada en la calle Madero.
A pesar de los retos que suponía empezar de nuevo en un país extranjero, los hermanos Berger estaban decididos a triunfar. Trabajaron incansablemente para establecer su negocio en Ciudad de México, forjándose una sólida reputación de calidad y fiabilidad. Con el tiempo, el negocio creció y se expandió, añadiendo nuevos productos y servicios para satisfacer las necesidades de una clientela cada vez mayor.
En la década de 1990, la tercera generación de la familia Berger, Ari y Sergio Berger, se unieron al negocio familiar con la visión de expandirse al mundo de las boutiques. Como parte de esta expansión, se incluyeron marcas de alta relojería como Rolex, Patek Philippe, Audemars Piguet, A. Lange & Söhne, Vacheron Constantin, Panerai y Hublot.
En la actualidad la firma Berger se destaca como uno de los principales referentes en el ámbito de la joyería y la Alta Relojería. Su éxito y eficacia no solo se basan en su larga tradición en el mundo de la joyería, sino también en su capacidad creativa y su amplia visión conceptual. La empresa cuenta con cuatro boutiques selectas en ubicaciones destacadas de la ciudad, las cuales son Masaryk, Antara Polanco, Paseo Interlomas y Vía Santa Fe. En estas boutiques, los clientes tienen la oportunidad de explorar piezas de alta calidad elaboradas con diamantes y piedras preciosas, además de encontrar las mejores marcas internacionales de relojería de lujo.