En su sexto aniversario, en el mismo lugar en el que se convirtieron en novios, Eduardo con una rodilla en el piso y de fondo una hermosa vista, le pidió a Ilse que fuera su esposa, ella de inmediato respondió que sí. Así fue como los dos niños que en el Kínder compartían su lunch, ahora planeaban el día de su boda.

La pareja fijó su boda con un año de antelación en el Hotel Safi Valle en San Pedro Garza García y en la Parroquia Santa Engracia. Para la organización y planeación se apoyaron en una wedding planner. Ilse ya había encontrado un vestido de novia con el que se sentía como una princesa, todo encajaba a la perfección, tal como en los cuentos de hadas, pero llegó la pandemia y todos sus planes se vieron afectados. Ilse estaba en búsqueda del calzado que utilizaría en su boda, momento en el que se encontró con la casa de novias Eternity Bridal Atelier, quienes contaban con el proveedor que ella buscaba. La atención que le brindaron fue excepcional, adquiriendo su calzado, una mantilla y los accesorios que llevaría.

La novia siempre soñó con usar 2 vestidos en su gran día, pero la pandemia hacía que todos los planes de Ilse se esfumaran poco a poco, sin embargo, la vida le tenía preparada una sorpresa.

Ilse se encontraba navegando por Instagram cuando vio en las stories de Eternity Bridal Atelier un vestido que la cautivó en segundos.

Contactó con las encargadas, pero le comentaron que no tenían el diseño en físico, además de que existía la probabilidad de que no llegara a tiempo para su boda. Pero cuando la novia asistió a la tienda para recoger sus accesorios y su mantilla, una sorpresa la esperaba, el vestido que la cautivó acababa de llegar y ella sería la primera en probárselo. Las aplicaciones brillaban de una manera excepcional, los botones que bajaban a lo largo de la espalda le daban el toque de romanticismo que ella buscaba. En cuanto se probó el vestido de la firma estadounidense Justin Alexander, su sonrisa la delató y al salir del probador su mamá y su tía que se encontraban frente a ella, sin titubear le dijeron que sí al vestido.

“Ese sentimiento al verme en el espejo con el vestido fue algo hermoso y en cuanto me probaron mi mantilla y los demás accesorios, no lo dudé ni un segundo, sería mi segundo vestido tal como lo soñé”, en palabras de Ilse.

 Se sentía en las nubes, y mientras brindaba con una copa de vino rosado, recordó el vestido que ya había elegido y le surgió una duda.

¿Ustedes podrían hacer los arreglos de otro vestido de novia?, definitivamente la pregunta tomó por sorpresa a todas las presentes, pero Ilse dijo, “Desde el momento uno ustedes me brindaron confianza por su profesionalismo, la calidez humana que trasmiten es única e irrepetible. Durante la cita todas me hicieron sentir cobijada ante tanto cariño y amor que tienen en este Atelier”. El equipo conmovido por sus palabras accedió y rediseñaron el vestido principal de Ilse, definitivamente hicieron un trabajo espectacular, tal como las hadas madrinas de los cuentos de hadas, hicieron su sueño realidad.