Revista Novias México

La Catedral de Santander, como testigo de su amor

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En Madrid, España, entre luces y amor, la historia de Liliana y Fernando cobró vida para iniciar una nueva etapa en sus vidas.

Durante el verano de 2022, en un lugar lleno de magia como el Círculo de Bellas Artes, con la majestuosidad de Cibeles y el cálido abrazo de las luces, dio comienzo esta historia de amor. Fernando, a punto de regresar a México, le hizo la propuesta más esperada a Liliana. Sacó un deslumbrante anillo de compromiso, y Liliana sin dudarlo aceptó.

Desde siempre, ella había soñado con celebrar su boda en un castillo. Enseguida, les surgió la idea de realizarla en Santander, España, con sus vistas paradisíacas, el abrazo del mar Cantábrico y, como la cereza en el pastel, el Palacio de la Magdalena.

Para su vestido, Liliana anhelaba un estilo princesa, por lo que lo buscó desde México hasta París, sin embargo, tras una búsqueda exhaustiva, lo encontró en una de las casas de novias más prestigiosas de Barcelona, tal como si el destino hubiera conspirado a su favor, el diseño perfecto. Cada detalle fue cuidadosamente confeccionado a medida, y el velo, bordado a mano con delicados cristales destinados a brillar en esa ocasión única.

Pero lo más importante para ellos era disfrutar cada instante y hacer que sus seres queridos también disfrutaran al máximo. El cielo se pintó con un hermoso arcoíris y la imponente belleza del Palacio de la Magdalena fue el escenario que abrió las puertas a la celebración.

La preboda les dio la bienvenida a los invitados, ayudando a romper el hielo. En medio de discursos emocionantes y alegría desbordante, compartieron momentos preciosos con sus seres queridos más cercanos. El catering, preparado por uno de los restaurantes con mayor prestigio de la región Cantábrica, deleitó a todos con exquisitos platos típicos españoles, de la mano de Elena, una experta en crear auténticas delicias culinarias.

El gran día llegó, y desde el hotel frente al Palacio de la Magdalena, Liliana se preparó junto a su madre, sus damas de honor, su suegra y su hermana. Por su parte, Fernando se preparaba en un hotel frente a la playa del Sardinero.

Al mediodía, ella salió rumbo a la majestuosa Catedral de Santander, donde las puertas del convento se abrieron con ternura para recibirla. El Padre Rafael Bartolomé, a quien había conocido en la universidad y quien viajó hasta Santander para oficiar la misa, les brindó una ceremonia llena de significado y amor.

Después, partieron hacia el Palacio de la Magdalena, acompañados de su familia y amigos. Allí, se llevó a cabo la recepción, donde sus seres queridos les dieron la más cálida bienvenida con un brindis de cava y una selección de 9 estaciones repletas de delicias culinarias de la región Cantábrica. La música comenzó a llenar el aire y, tras risas y conversaciones animadas, llegó el momento de disfrutar de un exquisito menú seleccionado por los novios.

Mario Setien, un talentoso fotógrafo, se encargó de capturar cada detalle durante esos dos días llenos de magia y amor.

Después de la boda, los recién casados disfrutaron de unos días tranquilos en Santander y en París, para después dar paso a su luna de miel en medio Oriente, disfrutando de Dubái, Omán, Jeddah, el mediterráneo y las costas italianas, para desembarcar en Capri y cerrar con unos días en Roma y Barcelona.

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